martes, 21 de septiembre de 2010

El hombre es grande no por el dinero que adquiere, sino por todo el amor que atesora...

Energía: Autor del Blogger/Tomás E. Montás
El "Litio" es
el nuevo “Maná”
del planeta

(El colega Ramón Sanabia Juliao, periodista y locutor dominicano radicado en Estados Unidos, remite a este Blogger un interesante trabajo periodístico que resalta el valor de un nuevo combustible por el que todavía no se ha motorizado guerra bélica alguna, y que comienza diciendo que bajo los grandes salares del mundo se esconde el próximo gran recurso energético: el “litio”. Móviles, portátiles y coches ya utilizan el que será el sustituto definitivo del petróleo. Los gobiernos y las empresas más poderosas ya han iniciado una guerra encubierta para hacerse con su explotación)

Litio. Si te aprendiste la tabla periódica en la escuela, te sonará la palabra. Si tienes una ligera idea sobre por qué tu móvil, tu iPod o tu netbook son capaces de funcionar sin cables durante horas, su nombre tendrá aún más contenido para ti. Pero después de leer este artículo su mención ya no será un ligero runrún que se acrecienta al ritmo que marcan las nuevas tecnologías. Porque el metal más ligero del mundo es el mayor candidato para enterrar la economía del petróleo. Si los pronósticos de los expertos se cumplen, será la respuesta más firme a la amenaza del cambio climático, resolverá de un plumazo el agotamiento de los recursos fósiles, moverá coches y otros medios de transporte, hará funcionar fábricas y, como consecuencia de todo lo anterior, desplazará las pesadas columnas de la geopolítica mundial. De pronto, algunos países ricos dejarán de serlo y otros en desarrollo se convertirán en los ‘amos’ del planeta. Ése será el escenario después de la guerra, claro. Porque la gran batalla del litio ya ha comenzado…
Batería de ión-litio.
El salar de Uyuni, en Bolivia.

¿Por qué el litio?

“En realidad habría que hablar de carbonato de litio, que es el preparado que se utiliza para fabricar baterías de ión litio”, aclara Dino Tonti, investigador del Instituto de Ciencia de Materiales de Madrid, dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. “Lo más importante es que cumple todos los requisitos de eficiencia, porque sus cualidades para almacenar energía en poco espacio son únicas. Además, su margen de desarrollo es todavía enorme”, explica Tonti a DT. Por eso, los fabricantes de automóviles comprendieron –tras hacer intentos con otro tipo de baterías- la necesidad de incorporar baterías recargables de ión litio en sus coches híbridos o eléctricos, hasta el punto de que ya hay varios modelos en los concesionarios y numerosos prototipos (de General Motors, Mitsubishi, Toyota y otros muchos fabricantes) que pronto serán una realidad.

Duración, estabilidad
de funcionamiento
y seguridad

En este sentido, una de las marcas que más fuerte han apostado por ‘el nuevo combustible’ es BMW, cuyos modelos BMW ActiveHybrid 7 (ya a la venta) y Mini E (en pruebas) incorporan esa tecnología. Según José Luis Fernández, de BMW España, “ya tenemos coches completamente eléctricos con una autonomía de 250 kilómetros, pero pronto irán apareciendo otros que mejorarán esas prestaciones”. La aplicación de las baterías de litio en vehículos está generando un enorme ‘corrimiento de tierras’ en toda la industria indirecta del automóvil. Sin ir más lejos, el suministrador de baterías de litio de BMW es SB LiMotive, un consorcio formado por Samsung SDI y Bosch. Entre las dos buscan fórmulas para solventar los problemas de aplicar estas tecnologías a los coches: “Duración, estabilidad de funcionamiento y seguridad”, afirma Fernández. Una vez superadas las adversidades, tener un coche eléctrico con baterías de litio reportará muchas ventajas. Según explica Joaquín Chacón, director general de Saft Baterías, fabricante de baterías de litio para usos industriales: “Además de las razones evidentes, como el tema medioambiental, el coste de mantenimiento de un coche eléctrico puede ser la mitad que el de uno con motor de combustión, su desgaste es menor y, por tanto, durará más. Por si fuera poco, los primeros estudios respecto al factor psicológico indican que, al ser más relajados de conducir, la siniestralidad se reduciría un 50%. Así que no es difícil deducir que esos beneficios serán serios contratiempos para otros (aseguradoras, talleres….)”. Como siempre que algo tan importante se mueve, empiezan a aparecer los enemigos al cambio. En este sentido, el científico Dino Tonti va más allá: “Temiendo una vida útil superior de sus productos, los propios fabricantes de coches podrían haber estado poniendo trabas a esta tecnología hasta que ya era una realidad incontestable”.

Y después de los coches...

Pero la automoción puede ser sólo el gran banco de pruebas de una futura economía mundial del litio: “El transporte supone una cantidad de consumo de petróleo inmensa y, además, es uno de los grandes generadores de CO2 a la atmósfera. Por eso desde algunos gobiernos -entre ellos Estados Unidos, Alemania o España- se ha tomado como objetivo prioritario su implantación para comenzar un modelo energético basado en el almacenamiento. El sistema tradicional de derrochar la energía que se genera tiene los días contados. El siguiente paso de la economía del litio será la industria. Dentro de 30 años nadie que se plantee montar una fábrica, por ejemplo, utilizará recursos fósiles, sino energías renovables con un sistema de almacenamiento energético que le permita funcionar las 24 horas del día”, augura Chacón. Tal es su potencial a medio o largo plazo que sectores energéticos tradicionales como el eléctrico podrían tener motivos para echarse a temblar: “Imagínate que en tu casa pones un panel solar y una batería de litio con la que almacenas tanta energía que eres totalmente autónomo. Esto podría ser algo generalizado”. ¿Cuándo? “Es difícil, pero podemos prever que en dos o tres años la venta de coches con baterías de litio será algo normal, y en torno a 2016 veríamos instalaciones industriales que podrían funcionar así. Si todo sigue su curso, en Europa, donde vamos por delante, podría haber una economía del litio en 2020”. No tan lejos…

La nueva Arabia Saudí
La gran cuestión de todo este asunto es de dónde saldrá el nuevo ‘maná’ del planeta. El litio es un elemento abundante, que se puede encontrar en el agua del mar o en la ceniza de ciertas plantas, pero sobre todo en ciertos lugares de la corteza terrestre. Las mayores proporciones de litio se dan en las salmueras (aguas con alta concentración de sal disuelta), que a su vez se encuentran en las diversas capas que subyacen en los grandes salares del planeta. Como el de Uyuni, en Bolivia, el mayor del mundo con más de 10.000 kilómetros cuadrados. Un poderoso espectáculo visual que la naturaleza regala gracias a la precipitación de las sales por la fuerte evaporación del agua, que curiosamente en estas cuencas es siempre mayor que la misma entrada de las aguas. Uyuni, hasta ahora una de las grandes atracciones turísticas del país más pobre de Suramérica, podría convertir ahora a Bolivia en lo que muchos expertos han llamado ‘la nueva Arabia Saudí’ del litio. Y más si, como calcula el gobierno de este país, bajo la dura capa mineral del salar se esconden 29 millones de toneladas métricas extraíbles del preciado metal (el doble de lo que estima el Servicio Geológico de Estados Unidos). Claro que, para eso, primero hay que extraerlo y procesarlo, algo que hacen en Argentina, China, Australia y, sobre todo, Chile, que tiene la segunda mayor reserva de litio, el salar de Atacama. Chile es hoy, con mucha diferencia, el primer productor mundial, ya que abastece al 40% de la demanda total, lo que deja en su balanza comercial (y en la de sus inversores extranjeros, como el Banco Santander) 250 millones de euros al año. Claro que cuando el uso del litio se generalice en la automoción, esa cantidad podría duplicarse o triplicarse en pocos años.

¿Qué está pasando en Bolivia?

Pero la gran pregunta es: ¿por qué teniendo la mayor reserva del recurso natural con más potencial, Bolivia aún no lo produce? Según palabras del analista energético boliviano Juan Carlos Zuleta a DT: “Bolivia no cuenta ni con los recursos humanos ni con la tecnología necesaria para convertirse en el centro energético del planeta. En mi opinión, debía haberse contratado a una empresa especializada para que apoyase el proyecto piloto en la primera fase de explotación y sentase las bases del proceso de industrialización posterior. Tampoco se ha hecho un estudio de prospección y exploración serio que conduzca a la certificación de las reservas para posteriormente elaborar contratos con empresas extranjeras en condiciones ventajosas para el país. Todo eso debería venir acompañado de una visión a largo plazo que encamine hacia una verdadera revolución científico-tecnológica con el propósito de avanzar con paso firme en dos frentes fundamentales en los siguientes 20 años: la formación y capacitación de recursos humanos y la investigación y desarrollo en un campo en el que Bolivia puede convertirse en un líder mundial”. Para Íñigo Macías, investigador del Centro de Estudios y Documentación Internacionales de Barcelona (CIDOB) con experiencia laboral en Bolivia, “tras décadas en que una élite de ‘camarilla’ se enriquecía en este país con los contratos de las multinacionales de hidrocarburos, ahora el Gobierno boliviano está en mejor posición. En cualquier caso, dudo mucho que pueda ir sola en esta gran aventura. Necesita a un amigo que tenga dinero y a otro que sepa manipular el litio”.

Geopolítica del nuevo 'oro'

Sin embargo, el Gobierno boliviano, tras desechar la posibilidad de asociarse en un principio con empresas extranjeras, ha optado por emprender solo el difícil camino de la industrialización del litio, algo que puede costarle caro. Máxime cuando los intereses externos para que su éxito no llegue son numerosos. Y no sólo procedente de teóricos ‘enemigos’, como comenta Zuleta: “Hoy los socios estratégicos más importantes de Bolivia son Venezuela y Cuba. Pero, ¿hasta qué punto los intereses de estos países podrían estar interfiriendo en el avance del proyecto? Por una parte, todo indica que el litio se ha convertido en el principal posible sustituto del petróleo, lo que no puede dejar de incomodar a Venezuela, cuya economía está sujeta en más de un 80% a la industria petrolera. Por otra parte, el litio estaría desplazando al níquel de su aplicación en las baterías para vehículos eléctricos, razón por la cual se puede deducir que a Cuba, poseedora de casi un tercio de las reservas de níquel del planeta, probablemente le interese muy poco el éxito del proyecto boliviano”.

Yacimiento en Afganistán

La última conmoción en la candente geopolítica del litio ha sido el reciente anuncio por parte de Estados Unidos de un enorme yacimiento de litio en el subsuelo de Afganistán. Los americanos no han tardado en valorarlo en un billón de dólares. Es más, algunas informaciones apuntan a que podría haber incluso más litio que en todo Bolivia. De momento, en un guiño nada cómplice al presidente boliviano, Evo Morales, el Pentágono ya habla también de Afganistán como ‘la Arabia Saudí’ del litio. Aunque la respuesta del gabinete de Morales no se ha hecho esperar, tachando a los norteamericanos de anunciar el hallazgo para mantener su ‘invasión’ en el país asiático. Una opinión similar tiene el analista Juan Carlos Zuleta: “Pienso que el anuncio de Estados Unidos no es más que un buen deseo del ala más conservadora del Gobierno de Estados Unidos para hacer creer a la opinión pública mundial que existen razones adicionales para prolongar la estancia de sus tropas allí”.

La guerra ha empezado
Otros analistas internacionales han llegado a escribir que el litio podría haber sido la principal causa de las sucesivas ocupaciones en el castigado país árabe desde hace décadas. Incluso hay una ‘teoría de la conspiración’ por la cual Estados Unidos propició los trágicos atentados del 11-S con las miras ya puestas en el preciado ‘oro tecnológico’. Sea como fuere, la posible presencia del litio parece haber recrudecido la guerra en Afganistán, ya que los talibanes quieren recuperar un terreno que ahora se ha vuelto ‘precioso’. Y a todo esto, ¿qué dice Arabia Saudí? Parece que todos le buscan sustituto como desván energético mundial. Según Joaquín Chacón, de Saft Baterías, “allí construyen ya ciudades que funcionan totalmente con energías renovables. Tienen planes muy avanzados y no sería extraño que una compañía petrolera árabe comprara litio en Afganistán o incluso en Bolivia”. El nuevo motor del mundo es más limpio, pero no menos controvertido. La guerra del litio no ha hecho más que empezar. ( 20/9/2010 David Losa)



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