sábado, 7 de noviembre de 2009

Periodista Juan TH hace análisis encuestas en PRDa

Política: Autor/ Juan TH (Columna Huésped)




El PRD y las encuestas


¿Qué es una encuesta? Sin entrar en mayores detalles, una encuesta es un instrumento de trabajo científico que sirve para conocer el posicionamiento de un producto en el mercado. Lo que opina la gente sobre ese producto, porque lo consume o deja de consumirlo. La encuesta mide el nivel de aceptación o rechazo, de popularidad o impopularidad de un producto, lo cual permite saber que orientación darle al trabajo de marketing en un momento determinado. Un candidato político a la presidencia de un país, al congreso o a cualquier otro puesto electivo, es un producto. Y como tal debe ser vendido en el mercado electoral. Una encuesta le dice al candidato donde están mal y donde está bien; que debe hacer y que no debe hacer, le sugiere que decir y que no debe decir. Una encuesta es un retrato o una foto que explica el momento en que se realizó. En la medida que el mercado electoral se va moviendo, a veces como una ola, otras veces como el viento, dependiendo de la coyuntura económica, social y política, el candidato está obligado a ordenar sondeos o encuestas para saber lo que está pasando en torno a sí mismo. Una encuesta no puede sustituir a la gente en un proceso electoral. Al candidato que está arriba la encuesta le aconseja pasos y acciones para mantenerse arriba, mientras al que está abajo le dice que tiene que hacer para superar al que va adelante. Las masas son una especie de “carne con ojo”, como decía Ortega y Gasset en su libro la rebelión de las masas.
En el PRD su presidente se ha reservado casi todas las candidaturas argumentando que las encuestas deciden. Los que están arriba –que extrañamente son de su grupo- serán candidatos sin ir a convención. Tal resolución es antidemocrática, viola los estatutos de ese partido, la Ley Electoral y la Constitución de la República. Las bases del partido no pueden ser sustituidas por encuestas que muchas veces están sesgadas, respondiendo a los intereses del que las paga. Además, probado está que las encuestas no son infalibles, a pesar de su carácter científico.
La historia está llena de candidatos que han rebasado diferencias porcentuales muy grandes. Las encuestas decían, por ejemplo, que Hillary Clinton sería la candidata a la presidencia de Estados Unidos. Durante mucho tiempo ella se mantuvo al frente. Hubo un momento en que le llevaba 30 puntos al que hoy es el presidente de ese país, Barack Obama.
Nadie pensó que Alan García, en Perú, llegaría a la presidencia de su país. Nadie sospechó que el presidente Leonel Fernández le ganaría las elecciones a Peña Gómez. Parecía imposible que Antonio Guzmán derrotara al doctor Balaguer y su aparato fraudulento. Resultaba inverosímil que Balaguer retomara el gobierno ocho años más tarde. Hipólito Mejía fue de menos a más en la convención del PRD. Si las encuestas hubieran decidido su destino ninguno habría llagado al poder. El propio Miguel Vargas es un ejemplo, pues en las elecciones presidenciales pasó de menos a más. A tal punto que pudo ganar las elecciones. (¿…?)
Es por eso que las encuestas no sustituyen a la gente. Hacerlo, como lo está haciendo el PRD, es aniquilar la democracia, es volver al caudillismo, al dedo mágico, es vulnerar el principio de que todos los ciudadanos tienen derecho a elegir y ser elegidos. Imponer candidatos como lo está haciendo Miguel Vargas, es propiciar la derrota del PRD, es hacerle un favor al gobierno y al PLD. Y vuelvo a preguntar: ¿Entre los acuerdos secretos de Leonel Fernández y Miguel Vargas está la destrucción del PRD?
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