Tomás E. Montás
Cátedra hípica:
un diagnóstico
(Este trabajo con el que iniciamos una serie de"Cátedras Hípicas" ya había sido redactado este martes cuando la Comisión Hípica Nacional, que rige la actividad en el hipódromo V Centenario, emitió una resolución con una serie de medidas supuestamente con la intención de superar la crisis económica que amenaza con el cierre del hipódromo, cuyos considerandos y conclusiones analizaremos eventualmente, mientras empecemos por conocer parte de la génesis del problema, que ha hecho que el hipismo esté por caer).
"El hipismo es una actividad atrayente, no solo por la característica del juego, sino por la combinación de los elementos como el caballo, tal un noble bruto, y el ente humano, como ser racional, porque se combinan la afición y la ambición con la pasión.
El que es hípico ama el caballo, le fascina el juego y la pasión lo envuelve en la ambición de hacerse de alguna fortuna como resultado de una inversión para ganar.
Por eso, se dice, que es un juego egoísta, quizás el único, porque el beneficio se deriva de la apuesta de todos los hípicos y, mientras menos acierten, más dinero se recibe.
A propósito, reanudamos hoy estas “Cátedras Hípicas” inducidos por la tristeza de ver nuestro hipismo caer, producto de fracasadas medidas impuestas con el criterio de un “Trucutú” que con el mazo de la prepotencia ha llegado a regentear la administración del hipódromo V Centenario, más bien para cerrarlo que echarlo adelante.
Desde hace cuatro meses la actividad hípica es llevada por un derrotero equivocado; tan equivocado, que se la conduce a desaparecer no ya a levantarla del suelo, a donde ha caído producto de la inconsecuencia y la ineficacia en su directriz.
Los fanáticos hípicos no tienen ni idea del estado económico actual en que se encuentra el hipismo, con un déficit inmanejable, a la luz de los ingresos por apuestas y los costos operacionales.
Tan crítica es la situación económica del hipódromo, que la administración de “Trucutú” le debe a los dueños de caballos 22 pagos de premio por ganadores de primero al quinto puesto de llegada, es decir, más de tres millones de pesos.
¿Y esos cuartos dónde están?...diría un chusco.
A mediados del mes de marzo último, como entrenador y al mismo tiempo dueño de caballos, con ropaje de oveja mansa, llegó el joven Cristian Ottoniel -Otto- Peña, hijo del constructor del Metro, ingeniero Diandino Peña, un hípico de toda la vida, para reemplazar al entonces gerente de operaciones, licenciado Odalix Pimentel Báez, que era también el presidente de la Comisión Hípica Nacional, organismo que ahora funciona como una entidad inorgánica con solo dos miembros cuando debían ser tres, como establece el Reglamento Hípico que lo sustenta.
Enseguida tomó las riendas de la administración, nos pusimos en contacto con el incumbente, en nuestra condición de presidente de la Asociación Nacional de Cronistas y Comentaristas Hípicos Unidos (Acehípicos) y fue él todo cordialidad por lo que, ante tal comportamiento, decente como educado, asumimos que no habría razón para creer que las relaciones armoniosas con la crónica hípica no cambiarían.
Pero, ¡ah sorpresa!, cual “Trucutú”, pocos días después hizo todo lo contrario a lo que había hablado con nosotros; como el mantener la publicidad a todos los programas que tenían contrato y que, además, haría el pago de los cuatro meses atrasados a los programas en el aire.
Y cabe decirlo, nosotros mismos estamos afectados, pues, teníamos contrato del hipódromo en nuestro espacio “Avance Hípico” y, también, el programa “El Compinche”, por la emisora Neón, 88.5 de F.M., que se transmite de 7:00 a 9:00 de la mañana, adeudándose un total de 96 mil pesos.
Recuerdo que hasta ofreció pagarnos primero y le respondimos con una carta donde le pedíamos que pagara a todos porque igualmente se le adeudaba a todos, lo cual expusimos porque somos el presidente de la entidad de los cronistas hípicos y no podemos, por ética, abogar por nosotros únicamente.
Así que, cuando se rescindieron los contratos, el 25 de marzo pasado, le escribimos, entonces, a “Trucutú” diciéndole que esa medida administrativa, de no pagar más la promoción del hipismo a través de los programas hípicos no era atinada, más aún sin pagar los atrasos.
Y lo dijimos, porque ningún programa puede sujetarse a una línea de información en la promoción de un negocio que no les beneficia. Y quien lo haga es, simplemente, un gran bobo o un pendejo de marca mayor, como si se colocara en posición fetal sin recibir pago alguno.
Varios programas se sustentaban con un pago que les permitía a sus productores mantenerse en el aire, y los fanáticos los tenían como los vehículos de orientación con que contaban para invertir, tanto en el pool como en apuestas de banca.
Hoy, el fanático no cuenta con la gran cantidad de programas que le ofrecían orientación y por lo que el monto de pool se llegó a remontar y mantenerse rayando entre los 700 mil y el millón de pesos, programa tras programa.
Las apuestas han menguado significativamente y la razón puede residir en que también hay menos programas para animar la inversión de los fanáticos, faltos de incentivo y confianza.
Para avalar lo que decimos, basta con citar los programas que prefirieron salir del aire al retirárseles el pago por promocionar las carreras o que ya no tienen contrato de publicidad son: “Avance Hípico” de Tomás E. Montás, y “El Compinche” de Ramón Cuello, en Radio Neón, F. M., en horario de 7:00 a 9:00 de la mañana; “Deportivo, Músculo y Bancas”, de Héctor Segura y Julio Fidel, a través de Radio Pueblo, A.M., de 7:00 a 9; 00 de la mañana; “El Consultor Hípico”, de Polito Estévez, en Radio 1380, a las 9:30 de la mañana; “Dos en Deportes” con Carlos Antonio -El Cha-, en Radio 1380, a las 10:00 de la mañana; “Analizando la Revista y Algo Más” de Víctor Manuel Ruiz -El Zorro-, en Radio 1380, a las 10:30 de la mañana; “Radio Revista Deportiva”, de Rafael -El Pollo- Ramos, en Radio Pueblo, a las11:30 de la mañana; “Hípica por Dentro”, de Luis Márquez, en Radio 1380 a las 11:00 de la mañana; “Meridiano Deportivo”, de Edward Paredes, de 11:30 a 12:00; “A Galope”, con José Luis Méndez, al mediodía por Radio Universal; “Luis Mena en la Pista”, de Luis Mena García, Radio HIJB, al mediodía; “Orientación Deportiva”, de Manuel Romero -El Galán- en Radio 1380, de 12:00 a 12:30; “Calentando la Pista” con Rafael Cepeda -La Fiera-, de 12:30 a 1:00 de la tarde; “Tronada Hípica”, de Miguel Balcácer, de 1:00 a 1:30 de la tarde; el segmento “Pimentel en la Hípica”, del programa “Abanico Deportivo”, con Yober Turbi y el doctor César Pimentel, a las 6:00 de la tarde por Radio Universal y a “La Pizarra Deportiva” de El Rubio Blondy, Rafaelito Díaz, Al Núñez, Juan Ramón Corporán, y otros, a las 7:00 de la noche por Radio Universal, y, también, el espacio dominical de Grandes Ligas de Radhamés González, Mickey Mena y la dama sensible, Miwanny Ruiz, por Radio Universal, al mediodía.
A penas tres de estos programas pasan, cual gratis servicio, promoción a la administración del hipódromo sin recibir pago alguno por decir que lo hacen porque aman la hípica.
En su momento, por eso, fue que le advertimos a “Trucutú” que su desatinada medida de retirarle el apoyo económico a los cronistas, era como quitarle el incentivo a los fanáticos para jugar, porque siempre se orientan con los programas y cronistas hípicos que tienen mayor acceso a las informaciones sobre la condición de los caballos y el interés de sus propietarios y entrenadores, para hacer sus pronósticos.
En su momento, por eso, fue que le advertimos a “Trucutú” que su desatinada medida de retirarle el apoyo económico a los cronistas, era como quitarle el incentivo a los fanáticos para jugar, porque siempre se orientan con los programas y cronistas hípicos que tienen mayor acceso a las informaciones sobre la condición de los caballos y el interés de sus propietarios y entrenadores, para hacer sus pronósticos.
Pero a “Trucutú” eso no le importaba, como no le importó cancelar a numerosos empleados, como tampoco tuvo miramiento para irse de “bonche” y encontrarse un lunes con una situación de ineficiencia administrativa que dio al traste con la vida del jinete Miguel Sánchez, quien murió en la pista, en un día inusual de carreras que autorizó correr pese a que no había ambulancia -y no asistió ni al velatorio- manejándose ante el caso torpemente, siendo hasta insensible con un hecho que marca nuestro hipismo con un crespón negro en su historia.
