miércoles, 14 de diciembre de 2011

"En tiempo de remolino, hasta la basura sube"...

Política: Autor del Blogger/Tomás E. Montás

El Cardenal:
Un come siempre,
un ser vive bien
(El periodista Roberto Rodríguez escribe Los palos bendecidos” del Cardenal,  en el que pone de resalto los roles que juega este personaje de la iglesia católica y su incidencia en la vida nacional, texto que se inserta en este Blogger por considerarlo de interés)

“El Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez es lo que se puede llamar una nueva versión de “bateador designado” a favor de los que propician el estado de cosa que impera en el país, sin importarle los alcances de los “palos bendecidos” que pega contra los mejores intereses nacionales.

Uno a veces quisiera creer que el jerarca eclesiástico ha perdido la inteligencia que se le supone, pero afortunadamente no es así. El Cardenal sabe muy bien lo que dice, cuándo lo dice, dónde lo dice y a favor de quién lo dice.

La referencia viene a colación, por aquel llamado hecho por López Rodríguez a los partidos políticos y sus candidatos a apoyar la Junta Central Electoral (JCE) y “dejar de desacreditarla”. ¿Dejar de qué? Sólo en una mente interesada –líbrame Dios, no estoy diciendo que la del Cardenal lo sea—puede pensar y creer que ese organismo necesita en estos momentos de nadie que lo desacredite.

Lo que si creo –como decía Edith Febles en El Despertador—que los del Cardenal son “palos bendecidos”, y con ello no hace otra cosa que ratificar, en unos casos, lo que mucha gente piensa y cree de ciertas autoridades eclesiásticas, y confirmarles las dudas a otros, sobre el papel interesado y conveniente que asumen cada vez que se ha requerido una voz alentadora, optimista y que alimente la fe y la esperanza.

López Rodríguez es poco certero cuando se trata de emitir una opinión donde pudieran siquiera estar en juego los intereses que le soplan viento a su favor. Se vuelve uno más de aquellos que a lo largo de su historia han usado la iglesia católica para falsear la verdad en provecho propio y de quienes les ha interesado.Porque eso, y no otra cosa, es lo que hace el Cardenal cuando llama a “no desacreditar la JCE” y su rechazo a que la corrupción sea levantada y mantenida como tema de campaña electoral.

El Cardenal sabe muy bien que lo que se ha estado haciendo en la JCE mueve a razonables sospechas y preocupación, sobre todo en aquellas partes que se puedan sentir eventuales víctimas de acciones de componendas y confabulaciones. Eso por un lado.

Por el otro, ¿a qué le teme el Cardenal para oponerse a que el tema de la corrupción y los corruptos se debata en el proceso electoral?

Esa es una postura que no le luce al Cardenal. Debería ser un poquito más juicioso y en vez de acunar conductas propias de fariseos, emular a Jesús echando de su templo (del Cardenal) a lo que se lo han convertido en un mercado de compra y venta.

Porque en vez de andar desperdiciando el tiempo en hacerse gracioso con el poder económico y de los políticos, el Cardenal López Rodríguez debería empeñarse en hacer suya la predica justiciera de Jesús a favor de los pobres y las víctimas de los abusos del poder.

¿Por qué no se indigna el Cardenal cuando en su propia cara se usa el dinero del Estado para traficar con la desgracia de los desposeídos o cuando se pretende doblar las voluntades políticas, sin importar quien lo haga?

Más que honrar el sacrificio de Jesús, el Cardenal López Rodríguez se ha convertido en un militante y abogado de las peores causas nacionales.

Es un sacerdote que, como se ha referido, ha impuesto al pueblo un modelo de ministerio mistificado y cínico que le ha sido de gran utilidad para fortalecer su dominio sobre las conciencias y las carteras de las masas.

Los pobres, las víctimas de la injusticia social, los descamisados no quieren a un Cardenal que mira hacia abajo con desdén, mientras se envilece inclinando la cerviz antes el poder de los hombres que le sirven de Mecenas a sus caprichos negadores de las enseñanzas de Jesús.

Los pobres del país quieren a un sacerdote militante de su causa, más que a un encubridor de la miseria humana que se anida en los círculos de poder político y económico.

Lamentablemente no es así, y el Cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez seguirá siendo el “bateador designado” que ha sido hasta, y, cómo decía Febles que da y seguirá dando “palos bendecidos”.


http://hipicosas.blogspot.com/

  

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