domingo, 6 de diciembre de 2009

Sicótico no ha caido del altar de las devociones

Hípica: Autor/Tomás E. Montás




Una caida, una amarga derrota



La caída de Sicótico, el más vitoreado ídolo del hipismo dominicano de este tiempo, cuando no ha desprendido lágrimas de llorosas pupilas ha provocado un torrente de inconformidad, que va de la duda al desaliento, de la frustración a las condenas y la esperanza postrera, porque ya no hay como remediar la ofensa al entusiasmo que despertó una victoria anhelada.
El campeón nativo, que hace un año brindó la mayor de las alegrías a la Nación, al convertirse en ganador del Cuadragésimo Primer Clásico Hípico del Caribe, en el hipódromo Camarero de Puerto Rico, el mismo escenario de su amarga derrota de este sábado, era el favorito para ganar la larga jornada -2000 mil metros- de la Copa Confraternidad del Caribe.
Sicótico recibió alrededor de 40 mil dólares en apuestas a primera y segunda, quedando, sin embargo, desconsiderado ante una expectante audiencia que vio como el que hizo de bruto no fue el animal sino el jinete Jesús Manuel Rios que lo dejó en una salida tambaleante y luego lo llevó al centro de pista cuando en el carril de afuera desarrollaba su avasallante arremetida, tan vigorosa que al caer en la recta final levantó algarabia e hizo creer que se encaminaba al triunfo.
Pero el caballo fue colocado por el jinete puertorriqueño entre dos rivales que le hicieron un puente, por donde no lo dejaron pasar, quedándose a la zaga y casi malogrado, lo que conllevó a sus seguidores a una inusitada declaración de repulsa contra los intereses del ejemplar, porque todavía hoy no saben como fue que su alegría se convirtió en tristeza.
El fanático hípico dominicano, en su generalidad, no vio conforme que a Sicótico le asignaran un jockey que no fuera criollo, más aún después de los inconvenientes surgidos con el ejemplar en el período de cuarentena, por cuyo retraso en salir a la pista, para sus entrenamientos, pudo a la postre afectar sus facultades motoras para ir por una victoria por encima de recurrentes maldades.
Los mejicanos mantuvieron su confianza en un bisoño, jovenzuelo e inexperto en lides internacionales, como el jinete de 17 años de edad, José Juan Hernández, a quien llevaron a Puerto Rico para montar en el Clásico Hípico del Caribe -este domingo- a su idolatrado ejemplar, la potranca dosañera Vivian Record, ganadora invicta de la triple corona en la pista azteca de Las Américas.
Y, por su parte, Venezuela, llevó al Camarero la fama de su Bambera, potranca que hizo papilla de sus rivales en el hipódromo La Rinconada, confiándose las riendas de la dosañera al veterano jinete Edgar Prado.
La triste derrota de Sicótico no hace ahora más que pensar en mantener la esperanza de que en lo adelante desarrolle sus carreras en buena y duradera salud para volver a tener la posibilidad de competir nuevamente el año próximo en la Copa Confretarnidad del Caribe, que pudiera tener escenario en Venezuela, pués es una competencia para ejemplares de tres años y mayores.
La fama de Sicótico cayó, pero no la idolatría que despierta pasiones entre los fanáticos hípicos, por lo que seguirá siendo un ícono del hipismo dominicano y quedará en la historia como los grandes que no descienden núnca del altar de las devociones.

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